¿Porqué Yunes no salvará al periodismo veracruzano?

yunesEl presente texto es una continuación de «¿Porqué tanto (falso) amor a las/os periodistas de Veracruz?», publicado en este blog el pasado 5 de marzo.

«¿Porqué Yunes no salvará al periodismo veracruzano?».

En la desesperación, quienes vivimos y padecimos los estragos del fidelismo, transfigurado hoy en el «duartismo» que no es otra cosa que una versión más salvaje de la progresiva lumpenización de la clase política de Veracruz, hemos pensado en alguna ocasión la posibilidad de que una alternancia en el máximo poder político podría marcar el inicio de una etapa democrática en Veracruz, para rehabilitar las instituciones, regenerar la vida pública, y favorecer un clima de libertades y desarrollo de la labor periodística.

La realidad palmaria me ha hecho ver -como a algunos cuantos más (otros mantienen la esperanza)- que los cálculos pueden estar equivocados.

Pensar en posibilidades de desarrollo democrático en Veracruz en el ámbito de interés para el periodismo, la pluralidad, el debate público y el escrutinio del poder, necesariamente pasan por reformas vitales que ni uno y otro bando están dispuestos, al menos hasta ahora, a llevar a cabo.

«¿Quién estaría dispuesto a impulsar una ley que transparente, por ejemplo, el pago publicitario a medios de comunicación en Veracruz y que regule, mediante criterios objetivos y subjetivos vinculantes –a partir de la valoración de un ente público social representativo y plenamente autónomo- su asignación, ajeno a discrecionalidades y la lógica del premio y castigo por filias y fobia personales, partidistas o afanes revanchistas?»  

«¿Quién impulsaría acciones para llevar a las empresas periodísticas al cumplimiento efectivo de los derechos laborales de las y los periodistas de Veracruz y garantizar el ejercicio responsable de sus derechos de libre expresión e información -en interacción con los labores- que requieren de un tutela especial por parte del Estado?».

«¿Quién puede ostentarse como un demócrata reformista dispuesto a encarar estos desafíos para el ejercicio periodístico en Veracruz mirando más allá de sus intereses políticos personales y asumir el costo de un escrutinio público feroz de una prensa libre y autónoma?».

«¿Yunes Linares? ¿Alguien que como Fidel Herrera y Javier Duarte es alérgico a la crítica y a rendir cuentas de sus actos y del dinero público administrado por sus herederos? ¿Alguien que concibe el poder como un ejercicio patrimonial y familiar?  ¿Alguien que incongruentemente exige transparencia en el ojo ajeno y no ve la viga de opacidad y discrecionalidad en gobiernos familiares como el de Boca del Río y en la red de negocios que aupan a su clan?».

Del otro lado el panorama puede ser igual de desolador: empresas periodísticas convertidas en plataformas político-empresariales o usadas como instrumentos de exacción económica perversa al gobierno, sin mayores pretensiones.

Y el colofón: un gremio periodístico heterogéneo, disperso, desunido, poco profesionalizado, sin capacidad de análisis o reflexión profunda -incluyéndome-, atrincherado en posturas ideológicas o personales, animosidades, anhelos vindicativos y resentimientos. Sometido por un poder público omnímodo y una delincuencia crecida e impune.

Me queda claro que el caso de Goyo -y otros que le han precedido en los últimos años en Veracruz-, han detonado una catarsis en el periodismo veracruzano. Muchos han salido a las calles manifestando su indignación y condena. Otros han pedido la desaparición de la Comisión de Atención y Protección a Periodistas de Veracruz por ineficiente y dispendiosa, lo cual probablemente ocurra en los próximos meses. ¿Y luego?

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